El estrés económico no sólo tiene que ver con las cifras. Se trata de cómo se manifiesta en tu cuerpo, en tus decisiones y en tu día a día.
Si alguna vez has sentido que tu mente se queda en blanco cuando vencen las facturas, o evitas tu cuenta bancaria porque te parece demasiado, no es que seas irresponsable. Es tu sistema nervioso intentando protegerte.
Se llama lucha o huida financiera. Y es más común de lo que la gente cree.
¿Qué es la lucha o huida financiera?
La lucha o huida financiera se produce cuando el cerebro reacciona ante los problemas económicos como lo haría ante una amenaza física. Considera que su situación financiera es insegura y su cuerpo se pone en modo de supervivencia.
Ese modo de supervivencia podría ser así:
- Pelea: Intentas controlarlo todo. Analizas en exceso, trabajas demasiado o te vuelves loco bajo presión.
- Huida: Evitas el problema por completo. Las facturas se acumulan. Sigues diciendo que ya te ocuparás de ello más tarde.
- Congelado: Te sientes atascado. Te cierras en banda. No puedes decidir por dónde empezar, así que no haces nada.
No se trata de pereza o de que no te importe. Se trata de cómo el cerebro y el cuerpo responden al estrés cuando hay mucho en juego.
Señales de que podría estar en modo de lucha o huida financiera
Éstas son algunas de las formas más comunes en que aparece:
- Evitas comprobar tu cuenta bancaria.
- Te da pavor hablar de dinero, incluso con gente en la que confías.
- Gastas más de la cuenta sólo para sentir un alivio temporal.
- Se siente ansioso o abrumado cuando vencen las facturas.
- Aplazas las tareas financieras, incluso las que sólo te llevarían unos minutos.
- Te sientes emocionalmente agotado cuando piensas en tus finanzas.
Son respuestas reales. Merecen apoyo real, no vergüenza.
Lo que ayuda cuando se está en ello
No necesitas hacerlo todo a la vez. Y no necesitas un plan perfecto. Necesitas algo sencillo, constante y que te apoye.
He aquí cuatro cosas que ayudan:
1. Tómese un momento antes de lanzarse a los números
Antes de entrar en tu presupuesto o abrir las facturas, tómate un momento. Haz una pausa. Siéntese tranquilamente. Beba agua. Respire hondo varias veces. No tienes que hacer nada elaborado. Estas cosas importan. Le dicen a tu cerebro: "Estoy a salvo. Tengo el control. El mero hecho de concederte un momento de calma puede cambiar tu forma de abordar las finanzas.
2. Utiliza sistemas que se ajusten a tu vida real
No necesitas una docena de aplicaciones. Necesitas un método que funcione. Puede ser un calendario de facturas, una sencilla hoja de cálculo presupuestario o pagos automáticos para las facturas que siempre olvidas. El objetivo no es hacerlo todo. Se trata de tener un sistema que te haga la vida más fácil cuando las cosas se ponen estresantes.
3. Centrarse en una tarea cada vez
Cuando todo parece urgente, no se hace nada. Elige una tarea:
- Abre un correo electrónico. Ese correo electrónico que has estado evitando puede contener información importante. Podría ser una fecha de vencimiento, una opción de pago o incluso una solución. Enfrentarte a él te devuelve el control, aunque sólo sea leyéndolo.
- Comprueba una cuenta. No hace falta que lo compruebes todo a la vez. Revisar una cuenta te ayuda a ver cuál es tu situación en este momento. Es un paso hacia la toma de conciencia sin agobiarte.
- Pague una factura. Empieza por una factura que puedas pagar hoy. Pagar aunque sólo sea una te ayuda a pasar del estancamiento a la acción. Es un recordatorio de que no eres impotente. Estás progresando.
- Haz una llamada. Ya sea para hacer una pregunta, obtener claridad o establecer un plan de pagos, una llamada puede aliviar mucho estrés. No tienes que arreglarlo todo. Sólo tienes que iniciar la conversación.
4. Celebrar la calma, no sólo el dinero
El progreso no es sólo cuestión de números. También se trata de cómo te sientes mientras haces el trabajo.
Si has abierto el correo en lugar de evitarlo, eso es progreso. Si llamas y pides ayuda, eso es valentía. Si contestaste al teléfono y negociaste una factura o hablaste con confianza sobre una deuda, eso es una victoria. Si esta vez has manejado tu dinero sin entrar en una espiral, eso es crecimiento. Si no entraste en pánico, no te cerraste y te mantuviste presente incluso cuando era difícil, eso es progreso real.
Estos cambios emocionales forman parte de tu recuperación financiera. Son más difíciles de medir, pero igual de importantes. Date crédito por cada paso, especialmente por los que no fueron fáciles.
Tener paz con el dinero va más allá del contenido de tu cuenta. Se trata de lo seguro y estable que te sientes mientras lo gestionas.
No estás fracasando. Estás respondiendo.
La lucha o huida financiera es una respuesta al estrés. No está quebrado. No estás atrasado. Estás respondiendo de la única manera que tu cuerpo sabe cuando las cosas se sienten inseguras.
La buena noticia es que el apoyo, la estructura y un plan sólido puede ayudarle a salir del modo de supervivencia. Y ahí es donde entra National Debt Relief.
Si te sientes abrumado por las deudas y no sabes por dónde empezar, su equipo está aquí para acompañarte. No para juzgarte. No para avergonzarte. Para ayudarle a seguir adelante con un plan que funcione.
No tienes que resolverlo solo.
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