Seamos realistas sobre la deuda porque es algo más que números
La deuda no es sólo una factura. Puede parecer una carga. Es despertarse a las 2 de la mañana preguntándose si alguna vez se pondrá al día. Es la sensación en el estómago cuando llama un número desconocido porque, en el fondo, sabes que es un cobrador. Es la vacilación antes de pasar la tarjeta en el supermercado porque no estás seguro de lo que queda en tu cuenta.
Y, sin embargo, el mundo hace que parezca que la deuda es sólo un problema matemático, algo que ya deberías haber resuelto. Haz un presupuesto mejor. Deja de gastar. Trabaja más. Pero, ¿y si el peso de la deuda no se limita a los dólares? ¿Y si se trata del estrés, la vergüenza y el agotamiento mental que conlleva?
Precisamente por eso he creado esta serie en colaboración con National Debt Relief, porque la deuda es algo más que dinero. Afecta a cómo nos movemos por el mundo, cómo nos sentimos con nosotros mismos y cuánta esperanza tenemos en el futuro.
Cada mes analizaré un aspecto diferente de las deudas, no sólo las estrategias de reembolso, sino también las experiencias reales y crudas que las acompañan. Sin palabrería. Sin juicios. Sólo conversaciones honestas sobre la deuda y qué hacer a continuación.
Las deudas son pesadas: cómo gestionarlas sin dejar que te aplasten
Aclaremos algo: no eres perezoso ni irresponsable por tener deudas.
Dilo en voz alta. Dilo hasta que te lo creas.
Las deudas se producen por un millón de razones: urgencias médicas, despidos, apoyo a la familia y préstamos estudiantiles para obtener un título que te permita ganarte la vida. Pero, independientemente de cómo hayas llegado hasta aquí, lo cierto es que las deudas pesan.
Es pesado cuando tu sueldo desaparece en cuanto llega a tu cuenta.
Es duro cuando evitas abrir el correo.
Es pesado cuando sientes que nunca saldrás adelante.
Seamos sinceros: el peso de la deuda no sólo está en tu cartera; también puede estar en tu mente.
Es la ansiedad cada vez que compruebas tu cuenta bancaria.
Es el cansancio de trabajar horas extras sólo para mantener el ritmo.
Es la vergüenza cuando te comparas con gente que "parece" tenerlo todo controlado.
Este mes hablaremos de ese peso emocional, de por quélas deudas son tan personales y de cómo dejar de dejar que te definan.
Por qué las deudas pueden parecer un fracaso personal (y por qué es mentira)
Muchos pensamos que estar endeudados significa que hemos metido la pata. Pero, ¿la verdad?
Los retos cotidianos pueden hacer difícil seguir adelante.
- Los salarios no han seguido el ritmo del coste de la vida.
- La deuda médica es una de las principales causas de quiebra.
- Las puntuaciones de crédito pueden afectar al acceso a la vivienda e incluso a algunos puestos de trabajo. Así que dejemos de fingir que la vergüenza lo arreglará.
Cómo empezar a liberarse del peso de la deuda
Paso 1: Separa tu valor de tu deuda
La deuda es algo que tienes, no lo que eres. Tu saldo bancario no determina tu carácter, inteligencia y futuro.
Paso 2: Enfréntate a los números (sin asustarte)
Evitar tu deuda no la hará desaparecer, pero desglosarla en números reales puede reducir su poder. Te explicaremos cómo hacerlo sin agobiarte.
Paso 3: Elabore un plan que no le agote
¿Cuál es el mayor error que comete la gente? Pensar que tienen que sufrir para salir de deudas. Estoy aquí para decirte que no tienes que pasar hambre, aislarte o tener tres trabajos para progresar.
Adoptamos un enfoque realista que te permite seguir viviendo mientras saldas tus deudas.
Usted no es su deuda
Si las deudas te han hecho sentir estancado, avergonzado o agotado, este mensaje te recuerda que no estás solo y que no eres un fracasado.
Esta serie está aquí para darle las herramientas, las estrategias y los cambios de mentalidad para dejar de sentirse enterrado por la deuda y empezar a hacer movimientos reales hacia la paz financiera.
Tu deuda no define tu futuro. Tu próxima elección sí.